(SEGUNDA PARTE, SIN SER CONTINUACIÓN, DE Masticando el Dolor 25-Oct-12)
Mis tetas no me caben en las
manos. Es así desde hace años.
Algunos las miran con lujuria,
otros con simple curiosidad y otros quizás tarden en mirarlas porque estarán
pensando primero en qué culo tan grande tengo.
Siempre fui culona, pero en una
talla 42 (de cintura para abajo) que ahora, vista en la distancia, me parece de
pivón. Pero eso fue antes de “coger” todos los kilos que “me sobran”, porque
sí, pienso que me sobran, pero no por estar en un cuerpo más estándar de nuevo,
sino porque cuando me agacho a abrocharme los cordones, el estómago se queja.
No, no peso 100 kg pero estoy algo más que rellenita.