Tu deseo. El mío. Ése que se enrosca en las entrañas y no
sabe de horas. El que alimenta las ganas y me fuerza a esperarte, por horas.
Tu deseo. El mío. El que deambula por mi cuerpo cuando me
llenas, sin dejarse rincón alguno, sin esforzarse siquiera.
Tu deseo. El mío. El que me habita, que llegó sin pagar
peaje, porque llegaste sin avisar pero no a la fuerza. Porque nunca te quedas,
pero siempre estás.
Tu deseo. El mío. El que me araña por dentro añorándote y,
sin embargo, no sangro, me lleno.
Mi deseo. El tuyo. Ése que te susurra mi nombre y te
traslada a mi cuerpo.
Una pasada. Precioso. Elegante. En poco, diciendo mucho. Me ha encantado.
ResponderEliminarSiempre cerca, siempre mimándome. Me alegro de haberte transmitido un poquito de lo sentido. Besos, encanto.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar