3 de noviembre de 2012

No querría ser hombre


Tengo amigas que les gustaría ser hombres. Yo no las entiendo. Quizá sea por este momento histórico en que vivimos donde desde el grado máximo de poder hasta el momento más personal e íntimo, que es el practicar sexo, está bastante marcado por cómo lo ven ellos o cómo les gusta a ellos. Al menos teóricamente.

Hace dos horas que se ha marchado y aún me siento empapada y, sobre todo, dolorida. Pero estoy completamente segura que él ya no está excitado, no a menos que yo le haga saber que mi vulva sigue mojada. Sólo pensarlo hace que en mi cara aparezca una sonrisa amplia y traviesa. Me revuelvo perezosa entre las sábanas, con las piernas bien pegadas, moviéndolas apenas lo justo para sentir el roce ahí abajo, con el sexo aún un poco hinchado.
¿Es posible que ellos puedan sentir esto, este descenso lento y delicado después del orgasmo que a veces sigue incluso después de recuperarte físicamente?. Pobrecitos, quedan exhaustos, rendidos. Satisfechos si te vieron disfrutar. Quizá el punto esté en cuánto se siente y si sólo se sintió a nivel de piel o fue algo más allá. ¿Hasta qué punto es posible separarlo? Solemos decir que es más fácil para ellos separarlo, se nos atribuye a nosotras más facilidad para dejar salir nuestra parte sensible pero no creo que sea del todo cierto. Si nosotras nos permitimos, cada vez con más libertad, el poder experimentar a nivel sexual sin que por medio haya afecto, también creo que ellos cada vez más a menudo se quitan la coraza y se dejan llevar, mezclándolo todo.

Porque cuando te decides a pedir, a dejarte salir y pensar sólo en ese momento, en sentir a nivel de piel, entonces ese juego de poder se equilibra, al menos en ese rato de intimidad. Todo cambia y esa chispa de sorpresa en sus ojos no tiene precio. Se pasa a otro nivel, la temperatura sube varios grados de golpe de manera que tu alma se hace presente, casi incluso a tu pesar y te deja en cueros.

Por eso estoy dolorida, las expectativas eran muchas y el oponente estuvo a la altura. Las emociones incontables y la piel aún tiene vivo cada roce, cada caricia, cada centímetro que se lamió y besó. Por eso sigo mojada, porque el recuerdo de las embestidas sigue vivo y el contraste con la laxitud de este momento, revive el deseo. Quiero más, lo quiero dentro de mí otra vez y lo quiero ya. Así que le hago saber de mis ganas y lo tengo al teléfono, con una mezcla de silencio y risa contenida, diciéndome finalmente que vuelve a darme lo que quiero. Vuelve para llenarme con sus caricias, sus besos y su sexo.

Es cierto que no sé cómo lo sienten ellos y no sé si lo compartís conmigo chicas pero no, no querría ser hombre.

4 comentarios:

  1. Pues yo soy hombre y quisiera ser mujer, preferiria mantener mis gustos por la mujer pero quiero ser multiorgasmico, sentir esos orgasmos interminables de los que disfrutais vosotras y no los que yo disfruto, un unico orgasmo qu dura unos segundos al que yo llamo..........MUERTE.

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  2. No todas las mujeres somos multiorgásmicas, ni mucho menos pero sí sentimos diferente, para bien o para mal. Lo mejor al final es que cada uno disfrutemos, con las herramientas que tenemos a nuestro alcance, lo máximo posible y entonces nos dará igual si somos hombres o mujeres, ¿no crees? :)

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  3. No, el orgasmo del hombre es muy diferente al de la mujer, nos dura unos segundos, yo al menos como mi placer radica en dar placer a una mujer disfruto de ese antes.

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  4. Bueno, entonces podríamos considerar que tú eres "multiplacer", en vez de multiorgásmico...que no diría que es mejor, sino casi que debería ser imprescindible ;)

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